domingo, 20 de mayo de 2012

La muerte "dulce"

Inodoro, incoloro, insípido e indoloro. No irritante y, por ello, sumamente traicionero. Así es el monóxido de carbono, un gas tóxico que se produce durante la quema de combustible (leña, gasolina, carbón, gas natural, queroseno). Cuando una persona respira este gas, se bloquea la capacidad de la sangre para transportar oxígeno y se produce una grave lesión de pulmón y de cerebro e, incluso, puede provocar la muerte. Sus síntomas se manifiestan de inmediato o gradualmente tras una exposición prolongada: mareo, falta de aliento, dolor de cabeza, confusión, nauseas y desvanecimiento. Una vez que penetra en los pulmones, causa un adormecimiento paulatino y parálisis de los músculos. Tras ese estado de sopor llega la pérdida de sentido y la parada cardíaca.

El forense José Antonio García Andrade explicó a Efe que el fallecimiento por inhalación de monóxido de carbono, conocida como la «muerte dulce», se produce sin que los afectados «se den cuenta del peligro» al caer en «un sopor». "Se trata de una muerte muy dulce que no da sensación de ahogo ni de asfixia", relató un experto, quien añadió que en la mayoría de los casos las víctimas no se percatan de lo que está ocurriendo y en el supuesto de que sí se dieran cuenta, la inhalación les provoca una parálisis en las piernas «que les impide salir corriendo para buscar ayuda». La «muerte dulce» puede producirse mientras las personas duermen y, por lo tanto, fallecen sin despertarse. 

Cuando el monóxido de carbono inhalado se mezcla con la hemoglobina, que se encarga de transportar el oxígeno a los tejidos del cuerpo, se forma una molécula de carboxihemoglobina que le impide desempeñar esta función, privando al cuerpo de oxígeno. Los efectos tóxicos de este gas varían en función del tiempo que la persona haya estado expuesta a él, la concentración y el estado físico de la víctima, sobre todo su aparato respiratorio y circulatorio. Las personas con enfermedades cardiacas o pulmonares, los bebés, los niños, las mujeres embarazadas y las personas mayores son especialmente vulnerables al monóxido de carbono.
 
 
Por A.S

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.