En el año 1967, mientras
navegaban a más de 600 metros de profundidad, los tripulantes del sumergible científico Alvin notaron
un golpe seco contra el casco. Alertados, subieron rápidamente a la superficie
y al emerger descubrieron el siguiente panorama: un pez espada de
varios cientos de kilos se había clavado literalmente en el submarino.
El pez espada es un
animal muy agresivo, algunas hembras pueden llegar a pesar más de
700 kilos y se mueven a velocidades de hasta 80 kilómetros por hora. La imagen
que veis más arriba está sacada del documental
"Superpez", emitido por La 2 el pasado miércoles, en el que explican el
carácter imprevisible de estos animales.
"Estos peces la emprenderán con lo que sea... son conocidos por haber atacado grandes tortugas marinas incluso a tiburones mako que los atacan", asegura el biólogo marino Rick Rosenthal, "se han encontrado agujas rotas en sus esqueletos. Incluso el submarino científico Alvin fue atacado por un pez espada en aguas profundas. Penetró el casco del barco. El submarino tuvo que tomar superficie, puesto que estaba en peligro real. Y cuando salió se descubrió que el pez estaba todavía enganchado. Y la tripulación se comió el pez más tarde".
La tendencia de estos grandes peces a arremeter contra todo no es solo conocida por los pescadores. Buscando información por ahí me encontré con este vídeo de un pez espada atascado en la estructura de una plataforma petrolífera en mar abierto. Si tenéis paciencia, podéis ver cómo los operarios usan un brazo robótico para desengancharle, aunque como comentan en este blog, es muy probable que el debilitado pez espada acabara siendo pasto de los tiburones.
"Estos peces la emprenderán con lo que sea... son conocidos por haber atacado grandes tortugas marinas incluso a tiburones mako que los atacan", asegura el biólogo marino Rick Rosenthal, "se han encontrado agujas rotas en sus esqueletos. Incluso el submarino científico Alvin fue atacado por un pez espada en aguas profundas. Penetró el casco del barco. El submarino tuvo que tomar superficie, puesto que estaba en peligro real. Y cuando salió se descubrió que el pez estaba todavía enganchado. Y la tripulación se comió el pez más tarde".
La tendencia de estos grandes peces a arremeter contra todo no es solo conocida por los pescadores. Buscando información por ahí me encontré con este vídeo de un pez espada atascado en la estructura de una plataforma petrolífera en mar abierto. Si tenéis paciencia, podéis ver cómo los operarios usan un brazo robótico para desengancharle, aunque como comentan en este blog, es muy probable que el debilitado pez espada acabara siendo pasto de los tiburones.
Por P.P
Espectacular!! Una historia un poco rara porque no entiendo porque se lo comieron ¿por venganza?
ResponderEliminar